Miércoles 11 de septiembre de 2013. Comienza el otoño. Tormenta, hojas caídas, pelos por el suelo del cuarto de baño, necesidad de taparse con la sábana, relaxing cup of café con leche caliente, cumpleaños de Lady P, puré de verduras, mocasines, pañuelo al cuello y olor a mojado.

Oficialmente, he cambiado de estación. Cuesta despedirse del verano pero apetece acurrucarse en el «futuro pero no tardes mucho más, por favor» sofá nuevo, con una mantita de cuadros escoceses y ver una película clásica en riguroso blanco y negro mientras la casa huele a castañas asadas. Las castañas creo que son más de invierno pero queda muy bucólico escribir esto e imaginarme que así será aunque la cruda realidad se ría de mi.

Cruda Realidad: Estás de obra, bonita, para cuando quieras acurrucarte en el «futuro pero no tardes mucho más, por favor» sofá nuevo con la mantita de cuadros escoceses puede que ya haya vuelto el verano. Buajajajajajaja (risa de mala de telenovela)

Dejando a un lado a la Cruda Realidad, a la cual nunca me a apetecido ajuntar por cruel y fastidiosa, hoy es un día importante.

Yo: No te ajunto cruda realidad.

Cruda Realidad: Me parece perfecto. Seguiré dando por saco en futuros episodios. (Chán- chán- chán, el zoom se acerca a la cara de Cruda Realidad en tres aumentos secos, igualito que en el vídeo de la ardilla dramática)

A parte de mi decisión interna respecto a dar carpetazo a la estación más corta del año, como ya he anunciado previously in este mismo texo, hoy cumple años Lady P. Lady P es una personita muy especial de esas que molan muy fuerte porque tiene acento del norte, come gominolas, es capaz de hacer que el tiempo se pase súper rápido, le gustan las cosas con bigotes y los chicos sin ellos, hace reír mucho, tiene pelazo, su ropa es toda bonita, lleva las fundas de móvil más impactantes de la galaxia, tiene un vestidor de quitar el hipo (a mi cuando me entra pienso en él y se me va) y es una amiga de esas de las que puedes escribir con todas las letras. Dame una a, ¡A!, dame una m, ¡M!, dame una i, ¡I!, dame una g, ¡G!, vuelve a darme una a, ¡A!. Tener una A-M-I-G-A, tecleado en mayúsculas, es más difícil que encontrar la pócima de la eterna juventud. Yo tendré patas de gallo pero conocer a Lady P lo compensa.

Adiós verano, hola otoño, felices los recién cumplidos, Lady P.

Pssst!! No son cookies de chocolate, pero tampoco hacen daño ni provocan caries, hazme caso, ¿vale?    Más información
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